Hartura

Es curioso como en cuestión
de segundos pueden cambiar
los sentimientos.

Hace un rato escribí un texto.
En él intentaba disculpar a alguien.
En él yo me sentía culpable
e intentaba justificar una acción
o falta de ella a otra persona.
Ahora sé que no debo justificarla.

Es curioso lo que cambia el tener
o no tener pareja (y ahora sé que la tiene).

Ahora soy yo el que no quiere perdonar,
el que está harto de ser siempre el bueno
de la película, el que siempre sale
perdiendo por intentar ayudar o
complacer a los demás.

Para colmo, por bueno o jilipollas,
casi he tenido que llamar a la
policía cuando salía del trabajo.
Todo por intentar ayudar a alguien.
Cada día se desengaña uno un poquito más.