Oportunidad
Te odio por no dejarme amarte.
Te odio porque no diste la más mínima oportunidad.
Te odio porque te quiero.
Te odio por no dejarme amarte.
Te odio porque no diste la más mínima oportunidad.
Te odio porque te quiero.
¡Puto fracasado de mierda!
No me digáis que no lo habéis pensado nunca.
Esta mañana el odio me invadió. Se aceleró mi pulso y mi respiración, mi puño se cerró con unas tremendas ganas de ser descargado sobre algo y mi mente se enajenó.
Al final respiré profundo y poco a poco fue pasando, pero no sale de mi cabeza lo que debería salir.
¿Cómo estar con alguien cuando amas a otra persona? ¿Cómo decirle a alguien que le quieres cuando tu corazón pertenece a otra persona? ¿Cómo estar con alguien con quien no te sientes orgulloso de estar?
El cazador cazado.
Ahora les imagino juntos y se me abren las carnes, cuando sé que no debería ser así porque mi corazón nunca le pertenció (al menos eso creo).
Ahora me increpo por estar así, jodido, cuando no debería ser así. Cuando he vuelto a mi "estado natural". Cuando no debería preocuparme por alguien que me engañó, aunque yo tampoco dije nunca toda la verdad.
Porque nadie es tan bueno, ni tan malo, como parece.
Había una caserita joven y hermosa que vivía sola en el bosque. Tenía unas vaquitas a las que cuidaba y un huerto que mimaba todos los días. Ella bajaba al pueblo a vender las hortalizas que cultivaba y la leche que le daban sus vaquitas. Vivía de eso.
Todo el pueblo le compraba, porque era tan amable y bella como jamás nadie había conocido en aquel encantador pueblo.
Cuando la caserita había vendido todo lo que había bajado al pueblo, se volvía sola a su casa del bosque.
Un día, volviendo a su casa, divisó un lobo entre los árboles. Ella se quedó quieta, mirándole, hasta que el aire cambió de dirección y el lobo la olió. El le miró directamente a los ojos y ambos estuvieron así por unos instantes, hasta que la caserita reanudó su camino porque estaba anocheciendo.
Muchas veces más se encontraron en el camino de vuelta de la caserita y, ésta le dejaba trocitos de carne a los que más tarde él se acercaba para devorar. Con el tiempo el lobo se fue acercando más y más y ambos fueron perdiendo el miedo que se tenían mutuamente.
Sin saber cómo, llegaron a un punto en que se veían casi todos los días y deseaban que ese encuentro llegara. El lobo se preguntaba cómo podía ser que una caserita tan hermosa, por dentro y por fuera, viviera sola y le tuviera tantas veces a él por compañía. Aunque se lo podía imaginar, porque a él le ocurría algo muy parecido.
Sabían pocas cosas el uno del otro. Pero lo que sabían con toda seguridad es que querrían seguir viéndose día tras día.
La libertad es una droga como cualquier otra,
demasiada puede ser perjudicial.
Deseo escuchar secretos
susurrados al oído.
Miraba por la ventanilla mientras se alejaba y se juraba a sí misma que jamás regresaría.
El paisaje le hacía olvidar todo lo pasado, todo lo que quedaba atrás, todo lo que no volvería a ser. Pero al mismo le traía aromas de futuro, de nuevas esperanzas (lejanas pero a su alcance).
Era el comienzo de un viaje sin retorno hacia una nueva vida
¿mejor?
Hoy es de esas noches en que estoy cansado, pero no me apetece meterme en la cama porque sé que la cabeza comenzará a dar vueltas.
El Mar es donde todos los corazones de la Tierra,
olvidados por el dolor y el miedo,
esperan para volver a nacer.
I am your home and you are mine.
Últimamente no he escrito demasiado.
Las ideas pasan furtivamente, por unos segundos, y desaparecen como las olas a la orilla del mar. Si en ese preciso momento no tengo donde dejarlas impresas, escaparán para siempre. Tal vez no escapen, tal vez se queden dando vueltas por la mente hasta que llegue su verdadero momento de salir, quién sabe.
Hoy he soñado con una actriz que me recuerda muchísimo a alguien. Realmente creo que soñaba con esa persona, pero la mente juguetona de los sueños la suplantó por la actriz. En cualquier caso, recordé que había soñado, que hacía mucho tiempo que no lo recordaba.
El día 24 hizo 4 años este pequeño espacio.
Ahora no sé ni en que día vivo y se me pasó (que mal).
No pensé que duraría tanto tiempo abierto y de hecho, a principios de mes pensé seriamente dejar de escribir aquí y escribir sólo en el nuevo, pero seguiré escribiendo aquí, aunque el otro me guste más y me de más posibilidades. Total, los duplico y no es tanto esfuerzo.
Felicidades (atrasadas) Kyras Dream.
¡Qué de recuerdos!
Ésta es de las canciones que siempre recordaré con gran cariño y que cada vez que la escucho, hace que se me salten las lágrimas.
Recuerdo estar escuchándola en clase durante un recreo en invierno. Apoyado junto al radiador y la pierna de una compañera, cada uno con uno de los auriculares.
Muy buenos recuerdos.
Y la película merece la pena verla.
Me desperté de la siesta.
Me di una ducha.
Me vestí.
Me perfumé y salí.
Estuve toda la noche de discoteca en discoteca. Hasta que finalmente ligué con una chica que estaba cañón. Fuimos a su casa y fue una noche loca e inolvidable.
A la mañana siguiente desperté. Sí, desgraciadamente desperté, pero sólo para darme cuenta de que había sido un sueño. Durante la noche, se me había olvidado que no soy así, que no valgo para eso.
Leire era una muñeca de trapo. Los dos botones que tenía por ojos, su pelo de lana marrón y sus mejillas sonrosadas le daban un aspecto encantador.
Vivía en una casa en mitad del bosque, junto con un matrimonio de osos de peluche y la Niña del Otoño. Leire se sentía muy afortunada por vivir con ellos, pero su corazón anhelaba conocer a un muñeco de trapo.
Habló con los osos, pero ellos nunca habían salido de allí. Luego habló con la Niña del Otoño y ésta le dijo que, cuando fuera al pueblo, intentaría averiguar como podría conocer a su muñeco.
Pasaron los días, los meses, los años y las costuras de Leire se iban deshilachando y su relleno comenzaba a escapar de su pequeño cuerpo pero nada. Aún no había conocido a su muñeco de trapo.
En una ocasión, mientras la Niña del Otoño remendaba el pequeño cuerpo de Leire, ésta volvió a preguntarle por su muñeco. La Niña no supo que contestar.
Entonces Leire, tremendamente triste, decidió ir en busca de su muñeco de trapo
(¿Le dais vosotros un final o lo dejamos así?)
Junto al mar nacieron tres princesitas en el mismo reino, pero en diferentes castillos. Los cortesanos pensaban que lucharían entre sí por ver quien conseguía el trono del reino, pero lejos de aquello, se hicieron muy, muy amigas ya desde pequeñitas.
Lo único que deseaban era encontrar su príncipe azul, y las tres creyeron encontrarlo. Sin saber que los príncipes azules no existen.
El primer príncipe azul se tornó verde: El verde de la lujuria y la infidelidad.
El segundo se tornó negro: El negro de los celos y la desconfianza.
Finalmente el tercer príncipe se tornó
bueno, de cualquier color menos azul.
Ahora las princesas reinan por separado, aunque muy a menudo se reúnen y pasan muy buenos ratos. Tanto es así que dos de ellas van a reinar juntas para gobernar con mayor sabiduría y serenidad.
Las princesas del reino junto al mar ya sólo esperan que un humilde plebeyo llegue desde el centro de su reino para hacerlas felices.
(Recomiendo a todas las mujeres que lean el libro: La princesa que creía en los cuentos de Hadas, de Marcia Grad)
En el momento exacto en que una lágrima iba derramarse,
todo el sufrimiento y el dolor se transformaron en rabia e ira
para no ser derramada.
Pero las lágrimas no desaparecen, se convierten en lágrimas
negras que van directas al corazón y acaban por enturbiarlo.
"La esperanza es lo último que se pierde"
Pero quien nada espera, nada le desilusiona.
Se me hace tan difícil dejar de escribir aquí.
Tantos recuerdos, tantos momentos (buenos y malos...)
Blogia me ha estado dando problemas de acceso últimamante,
por eso decidí abrir el otro.
Creo que lo que haré será escribir en los dos sitios.
En parte el nuevo me da más posibilidades,
pero quiero tanto a éste,
que no puedo abandonarlo así como así.
Saludos a los que pasen por aquí.